Clueless

Anoche estaba viendo Clueless, clásica comedia adolescente con Alicia Silverstone y Paul Rudd. Y no me pregunten a raíz de qué -quizá de una breve conversación que había tenido en la tarde con alguien- me puse a pensar en la soledad. Quiero decir que esta muchacha, Cher, la protagonista de la película, cada vez que necesitaba resolver un problema se iba de shopping. Parecía ser lo que la tranquilizaba. Como diría un buen amigo,"es válido". Pero no sé si sea lo más adecuado.
He descubierto, en mis 21 años, que la soledad es una buena solución. No estar solo todo el día, olvidarse de la gente y convertirse en un ermitaño que no soporta a la gente, como me decía alguien, sino aprender a estar con uno mismo. Siempre me ha gustado estar sola conmigo misma. Creo que cuando uno puede conversar consigo mismo, puede lograr encontrarle soluciones a muchos de los problemas. Y después, conversar esas soluciones o las conclusiones o enredos mentales a los que se ha llegado con alguien de confianza.
Algunos de mis amigos se ríen porque yo para (casi) todo tengo una teoría de elaboración propia. Y en general esas teorías son fruto de las horas que me he pasado dándole vueltas a algún tema, pensando, analizando, hasta llegar a una conclusión, que puede ser acertada o no, pero que es mi propia conclusión, "válida". No sé ustedes, pero a mí me encanta estar sola y poder pensar en mis cosas, darle vueltas... he descubierto con el tiempo que de nada vale arrancarse de los pensamientos propios, que son necesarios los momentos de soledad, porque cuando uno huye de lo que uno mismo tiene que decirse, finalmente las cosas se juntan, y termina siendo un bloque el que te cae sobre la cabeza... ¿o no?
Los que han probado las bondades de la soledad me entienden; los que no, quizá deberían hacerlo. No quiero decir, reitero, que haya que convertirse en un ermitaño (yo adoro la vida social), pero sí que hay momentos que uno debería dedicar a uno mismo...