S&N

Ayer en la noche fuimos al concierto de Schwenke & Nilo. La mamá y yo, porque somos las únicas de esta casa a las que les gusta. Llegamos temprano para quedar sentadas bien adelante, y ahí conocimos a Angélica y Mauricio. Conversamos de todo un poco hasta que se abrieron las puertas de la sala de Espacio Cero y entramos a buscar unpuesto. Tuvimos que esperar un buen rato, porque la logística penquista había fallado y se habían vendido entradas para las 20.30 y las 21.00, pero no importó. Con la mamá nos estuvimos riendo y conversando, con ella el tiempo nunca pasa lento ni es aburrido.

Al fin salieron al escenario, Marcelo con el pelo más blanco que nunca, Nelson más pelado que nunca, pero tremendos como siempre. Dos guitarras y un bajo y sus tremendas voces armaron un concierto con gusto a poco. Nelson, como siempre, seguía siendo el tony del show. Me reí mucho con sus ironías y alusiones a ciertos personajes, con su humor negro y su capacidad de reírse de ellos mismos. Marcelo callado, sonrojándose a ratos con las bromas de su compañero, riéndose él también. No puedo decir que fue tan bueno como el concierto de los 20 años, porque ahí venían con un equipo tremendo y más instrumentos, pero en su simpleza fue bello. Me emocioné como siempre con canciones antiguas y me encanté con las nuevas, con esa forma de decir las cosas que tienen tan suya y tan linda.

Después tuvimos la oportunidad de quedarnos conversando con ellos un rato, reírnos, y hasta salí con una dedicatoria de Nelson. Me quedé con gusto a poco, así es que la próxima vez que se presenten, de seguro voy a estar allá. Con ellos siempre me reconcilio con la música chilena. Además, anoche mostraron dos canciones de amor hermosas, diferentes, no cebollas ni cortavenas, canciones que probablemente nunca tocarían en una radio, pero que demuestran que el amor no tiene por qué siempre terminar siendo un lugar común.

En resumen, y como siempre, quedé encantada.