Susto!!!

Hoy día hablaba con mi papá de mis planes. Este verano me toca hacer la práctica y he pasado por pruebas, entrevistas, y la penosa tarea de auto venderse para que a uno lo acepten en algún lado. Si todo sale bien, el próximo año debería estar titulándome... el sueño que me ha sostenido todos estos años de estudio. Y de pronto me pongo a pensar... todo este tiempo con las ganas de salir, de ser profesional, de trabajar... ¡y me ha bajado un ataque de susto! O sea, estaría titulada a los 22 años. ¿No es un poco joven? Sueño con ganarme una beca, irme fuera, ampliar los horizontes. Francia es mi utopía. Estudiar en París, la ciudad más maravillosa del mundo según mi punto de vista, me haría tremendamente feliz. No me da susto irme sola, porque manejo el idioma y estoy acostumbrada a vivir sola. Lo que pienso es que aún cuando me vaya y haga un doctorado, magíster, postgrado, diplomado o lo que sea, estaría lista a los 24. Y lo sigo encontrando muy joven. Sé que hay gente que trabaja desde mucho chica, pero entrar de lleno en el ámbito laboral a esa edad me da su resto de susto. Porque hasta ahora, aunque he vivido sola, ha sido mi padre el que me ha sostenido económicamente. Es tan adorable que hasta me tiene las cuentas en pago automático, para que su niña no tenga que pasar por la lata de hacer la cola para pagar luz, agua, gas, internet, teléfono... voy al supermercado y compro lo que necesito, de buenas marcas, y si se me ocurre algún capricho por ahí, es papá el que lo paga. Si necesito ropa, sigue siendo él quien provee. Si no tengo bencina, adivinen... Gano algunos pesos con el tema de las ayudantías, y con eso me compro algunas cosas y hago los regalos a mi familia y mis amigos. Pero pensar en tener que generar para pagar las cuentas, la bencina, la ropa, la comida y los caprichos... uf. Es complicado. ¿Seré muy pendeja? No sé. Pero he llegado a la conclusión de que, por muy independiente que sea, por muy sola que viva, por mucho que me vaya por mi cuenta al Jumbo a hacer las compras del mes y pueda decidir a qué hora llegar de un carrete,sigo siendo la hijita de papá, la niña mimada y regalona que he sido siempre. Y dejar de serlo... pues bueno, para ser fiel a la verdad... debo decir que me asusta.