*** Rincón de los pEnSªMiEnTºS ***

Este es simplemente un rincón para botar esos pensamientos que a veces nos rellenan la mente y no tenemos dónde dejarlos... ¿por qué publicarlos? No sé, quizá puede servirle a alguien. Y de paso, puedo saber lo que piensan ustedes de lo que pienso yo. =)

8.1.06

La Madre

No pongo una foto de ella porque probablemente me mataría. Pero deben confiar en mi palabra: La Madre es muy linda. A ver, cómo parto. La Madre. Bueno, explicando primero que La Madre no es la que me dijo la Marce de no sé secta, es mi madre. Ella se autodenomina La Madre, con mayúscula, porque según ella ese título le confiere mayor respetabilidad. Por eso, cuando se le ocurre cualquier cosa antojadizamente -que sucede muy a menudo- y le digo que por qué tengo que hacerlo, simplemente se encoge de hombros, me mira divertida y me dice "porque soy La Madre". Y es así de simple.
La Madre no es una madre común y corriente, no vayan a pensar eso, por favor. Bueno, si no no merecería un post. Es la última de seis hermanos, cinco mujeres y un hombre. Mi abuela ya había tenido lo que buscaba: un hombre, que es el Fernando, que viene justo antes de mi mamá. Por eso, cuando ella nació, ni siquiera le tenía nombre. Nunca he tenido claro si fueron las enfermeras del hospital o unas monjas de por ahí las que le pusieron Cecilia por la patrona de la música y de las Nieves (sí, lo sé), vaya a saber uno por qué. Así es que la pobre creció siendo el juguete de la casa, esto es, a quienes todos le pedían cosas. De hecho, Fernando le robaba las polkitas (bolitas) o la hacía leerle las historietas, porque si no no se las prestaba.
La Madre habla francés, porque es traductora de francés. Nunca tuvo clases de ese idioma en el colegio, porque estudió en el Liceo 1 de Niñas, pero como siempre fue culta y leía mucho, se encontró alguna vez con este idioma que la fascinó y decidió que eso estudiaría. De ahí a que a mis hermanos y a mí nos hayan puesto en la Alianza Francesa. Cuando La Madre aún no era madre, tenía planes de irse a estudiar a Francia. Y los papeles más o menos listos. Pero entonces conoció a mi papá, El Padre (post aparte), un pendex cuatro años menor que ella, de quien se enamoró perdidamente sin saber que él era más chico. Hasta ahí llegaron los planes de irse a fuera. Dos años y medio después, pateadura de por medio cuando descubrió que mi papá le había mentido y que era menor, y contra la voluntad de mi abuelo paterno porque mi papá sólo tenía 20 años y mi mamá era "inferior" (él tenía mucha plata), se casaron. Un año más tarde nací yo. Cinco años después el Héctor. Siete años después, el Nico.
Fue La Madre quien me inculcó la pasión por leer (aunque con los dos enanos ignorantes no le resultó), y así, a los 11 años, ante el estupor de mi profesor de Castellano, yo leía "Elogio a la madrastra" porque ella me lo había pasado cuando le dije que quería leer un "libro de grandes".
Cuando a La Madre le pasan cosas como quemarse un poco, torcerse o ese tipo de cosas suele decir -ahora menos que antes- "chucha pico". Su garabato favorito. También sale con cualquier comentario irreverente en los momentos menos esperados, de esos que hacen que a uno se le atragante el té.
- Mamá, ¿puedo hablar contigo?
- ¡Estás embarazada, voy a ser abuela! ¿Puedo cuidarlo?
Ese tipo de cosas que hacen que mi pobre padre se ponga medio morado.
La Madre es tremendamente despistada, tanto que parece altanera. Como es alta -1.75- la gente piensa que no pesca. De hecho, algunas personas le dicen "La Perla". Ñe. Por supuesto que eso implica que sucedan situaciones como que no se acuerde en qué año voy, que confunda los nombres de todo el mundo o que me llame a las horas más inverosímiles para preguntarme cómo se llamaba una película.
- Mamá, pasé el examen de Derecho.
- Qué rico, hija, que hayas pasado tu examen de Historia, qué bueno.
- De Derecho, mamá, de derecho...
Eso implica también que nunca sepa cómo se llaman mis amigas y que tenga que identificárselas como "la de rulos", "la de Chépica", "la de Valdivia", "la de los papás separados", cosas así. Y siempre las confunde igual. En fin.
Cuando estábamos en Europa de repente La Madre se paraba en la mitad de la calle y gritaba "aaaaahhhhhhhh". A lo cual yo respondía con un urgido ¿quéeeee? Y ella me miraba inocente y me decía "quiero un té". Plop. Después de días así me acostumbré al "aaahhh" e incluso en la casa cuando se escuchaba, hasta la nana sabía que la mamá quería un té.
La Madre también le da consejos a mis amigas, y hasta las adopta. Les manda a decir cosas, y con alguna ya ha hablado por teléfono (las de Santiago, se entiende). Me escribe unos mails hilarantes, unas cosas realmente para fenecer de la risa. Alguna escogida ha escuchado un párrafo y ha entendido cuán loca puede llegar a estar mi mamá.
Una vez descongeló el refrigerador de mi depto con la comida adentro. Yo iba camino a la U, a una prueba, cuando me llamó y me dice "oye, dejé descongelando". Y yo... ¿QUÉ? Cuando logré que entendiera que la comida recién comprada se me iba a podrir, me dijo que no había problema... por supuesto, su solución fue pedirle a mi vecino que me guardara la comida en su congelador. Valor. Me dejó un papel que aún conservo, dice: "La comida está en donde tu vecino. Anda pidiéndosela de a poco, hasta que salte el botón naranjo del refri. Cuando salte puedes traer la comida de vuelta. No te quedes hablando mucho rato con el vecino". Como si yo no supiera que cuando salta el botón ya está operativo, como si yo hubiese puesto la comida donde Javier. En fin. Y más abajo del papel : "Noticia de última hora: SALTÓ EL BOTÓN. Ya puedes recuperar tu comida". ¿Qué tal?
La Madre habla con los espíritus, ve fantasmas y tiene sueños premonitorios. Y no es chiste. Ella les conversa a sus amigos, como los llama, espíritus, y le pide ayuda a sus angelitos (que son los causantes seguros que las chicas y yo hayamos pasado más de una prueba). Sueña cosas que se cumplen, y lee las líneas de la mano con una precisión de miedo.
Y hay tantas cosas más. Cuando se toma un tequila, tarde, mal y nunca, le llama "entrar en trance". Además, vive peleando con mi padrino por puras tonteras. Aunque habla francés y estudió alemán, su inglés es fatal y con acento galo. Es tremendamente irreverente, pero le dan vergüenza unas cosas muy ridículas. Lee como condenada, igual que yo. En el verano pasado le dio la "rebeldía" y aunque me reta cada vez que prendo un pucho, empezó a fumar, hasta compró cajetillas y me pedía cigarros. Y aunque La Madre es ella, muchas veces me pide consejos. Siempre nos pide nuestra opinión, y le encanta tontear con sus tres hijos. Manda mensajes de texto con contenidos para la risa, sólo para molestar. Me llama a la mitad de las clases o ahora, de la pega, para decirme que está aburrida, o que qué película arrienda, o que qué libro puede leer. Cosas así.
Pero además de todas esas locuras, La Madre es tremendamente sensata y sabia. Siempre tiene un consejo acertado, siempre tiene una palabra que te hace sentir mejor, cuando hace cariño es como volver al útero, siempre te puede hacer reír, acoge incluso a quienes no conoce cuando necesitan su ayuda, es tierna, dulce, simpática, amorosa. Es además una mujer tremendamente inteligente. Es sabia, y sabe cuándo hacer las cosas y cuándo no. Y si se equivoca, lo reconoce.
La Madre es espectacular. Pero sobre todo, es mi madre. Por suerte.

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