*** Rincón de los pEnSªMiEnTºS ***

Este es simplemente un rincón para botar esos pensamientos que a veces nos rellenan la mente y no tenemos dónde dejarlos... ¿por qué publicarlos? No sé, quizá puede servirle a alguien. Y de paso, puedo saber lo que piensan ustedes de lo que pienso yo. =)

1.10.06

El "don" que perdí

Hace días que quiero actualizar esta cosa. Primero, porque el post anterior lleva tantos días ahí que me da lata verlo ya. Segundo, porque -aunque ni yo misma lo crea- me han pedido que lo actualice. ¿Tengo fans? ¿Será esto el comienzo de mi prolífica carrera de escritora? Lo dudo.
La verdad es que últimamente soy absolutamente incapaz de concentrarme en escribir nada. Hace meses, sí, meses, que estoy escribiendo algo. No tengo idea si es un cuento corto, largo, un libro, novela, nada. Sólo sé que me gusta la historia y que está ahí, en alguna parte de mi inconsciente. De repente me asoman retazos a la conciencia, pero no alcanza para que se me ilumine la ampolleta. O sea, estoy mal. En la última semana me había impuesto como tarea escribir por lo menos un par de páginas al día para ir avanzando. Estamos a domingo y efectivamente escribí un par de páginas... ¡en toda la semana!
Sí, si sé que estas cosas no se pueden ni se deben apurar. Es sólo que me desespera pensar que alguna vez la escritura me fluía tan natural, salía sola. Las ideas se me ocurrían en todas partes, escribía hasta en las servilletas, si no encontraba en qué poder anotar empezaba a colapsar. Era como un torrente de escritura. En esa época vieron la luz una cantidad de cuentos impresionante. Largos, cortos, hasta tenía como 100 páginas de algo que pretendía ser una novela. No es que lo haya escrito yo, pero la idea era bastante buena. Y entonces... se quemó el disco duro del computador de Conce. Cero opción de recuperar nada, la cosa esa se frió. Pensé en reescribir al menos la especie de novela, porque me gustaba tanto. Y ahora, cinco años después, aún no puedo.
Cuando ocurrió la catástrofe, lloré, me enojé, estaba tan enrabiada... pero se me pasó. Pensé que eventualmente podría empezar a escribir de nuevo todo. Ahí fue cuando me vine a Santiago a estudiar. Y esta carrera, estoy segura, me atrofió algo en la cabeza. Quizá fue el afán de los profesores de que escribiéramos en pirámide invertida, o esa forma tan pedagógica que tienen para decirte que lo que escribiste no sirve para nada, porque es demasiado lúdico para leerlo, no es serio. Y uno que sólo quería escribir para todos, no para una élite. A excepción de Pablito Márquez y Gonzalo Saavedra, que me dieron ánimos para escribir con sus comentarios, ni un profe me ha motivado jamás para hacer lo que más me gusta. Buenas notas me he sacado, pero sólo -imagino- porque tengo suficiente capacidad de adaptación. Estoy segura que después la práctica -aunque increíble- terminó de arruinar cualquier capacidad imaginativa que pudiera haber tenido. Mi máxima libertad era escribir un título no referencial, pero no hubo ahí lo que yo esperaba encontrar en un cuerpo de Reportajes: probar estilos diferentes. No señor. Bien cuadradita la cosa. Más flexible que Política -al menos uno podía empezar contando una historia-, pero no lo suficiente.
Así es que en esas estoy. Con la imaginación más seca que una pasa. En estos años he escrito apenas dos o tres cosas que valga la pena leer. El resto lo tengo guardado sólo para recordarme lo mal que puedo llegar a escribir. Yo no sé si fue la explosión neuronal... pero por Dios que estoy mal. Y en estos días, más encima, ando olvidando todo. Los nombres, las cosas que quiero decir, las letras de las canciones, todo. Tengo la leve sensación que se me fundió el cerebro. Caput. Finit. End. Hasta Priscilla Julia me está fallando. Sin embargo, me niego a desistir. No puedo asumir que haya perdido la capacidad de escribir para siempre. No lo acepto. Así es que ahí sigo, escribiendo todo lo que se me ocurre. Cuando me llega una idea -muy de vez en cuando- tengo que correr a plasmarla. A ver si ahí viene. Y en eso estoy. A ver si sale algo. Si de tanto escribir, me vuelve el don. Quizá vuelva el día menos pensado. Quizá no vuelva más (aunque eso me da un poco de susto y pena). Quizá esto sea una señal para tomar otro camino. Parece que ya no sé qué pensar. Y aun así, sigo. Porque si no, sin una meta, sin un camino, no sabría qué hacer. Al menos no me rindo. Todavía.

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