¡Bienvenidos a Saltimbanco!

Ayer fui a ver Saltimbanco con mi familia. Llegamos a la carpa de la ciudad empresarial mucho antes de que empezara el show, y esperamos bajo el sol la entrada a nuestros puestos. A eso de diez para las cinco pudimos entrar y apreciar el tremendo escenario y toda la producción que había detrás del show. Como a las cinco y cuarto, al fin, se apagaron todas las luces y comenzó el esperado show. Realmente no les puedo describir lo que fue, fue espectacular. Gente que volaba por los aires, una chinita haciendo maravillas en la cuerda floja, cambios de escenario hechos por los mismos artistas de manera rápida y bonita, acrobacias de alto riesgo, y muchas risas a cargo de un "mimo" (tanto más que un mimo) que se inventaba las mejores aventuras de su vida solo con la imaginación. Además, estaba el monito azul, el de los afiches, con su cola larga, que me hizo reír mucho. Una mujer malabarista que ya se la quisiera cualquiera de nuestros grandes circos nacionales, impresionante cómo podía mantener en el aire hasta diez pelotas, bajar con ellas escaleras y hasta bailar tap. Para quedar con la boca abierta.
Mis favoritos: las mujeres trapecitas que parecían siamesas y los "voladores" blancos. Además, la cantante era espectacular. Una voz increíble, que desarrollaba los más distintos matices y emociones. Ella, junto a unos músicos de primera, lograba hacer experimentar las más diversas sensaciones: miedo, alegría, emoción, suspenso. Francamente espectacular.
Cuando salimos íbamos los cinco comentando cuál era nuestro número favorito, lo espectacular que había estado, todo. Después, el papá nos pasó a dejar a los niños y a mí a mi depto y él se fue con la mamá al hotel, a cambiarse de ropa para irse a juntar con una gran cantidad de parientes.

Después los pasé a dejar al hotel, vimos parte de una peli que estaban dando en el cable y me vine a mi depto. Leí un rato y me dormí contenta, porque el día de ayer fue francamente perfecto.