*** Rincón de los pEnSªMiEnTºS ***

Este es simplemente un rincón para botar esos pensamientos que a veces nos rellenan la mente y no tenemos dónde dejarlos... ¿por qué publicarlos? No sé, quizá puede servirle a alguien. Y de paso, puedo saber lo que piensan ustedes de lo que pienso yo. =)

12.12.06

Por qué amo Santiago

Pueden odiarme los regionalistas y, sobre todo, los penquistas. No me importa. Pueden decirme que con mi visión de las cosas estoy contribuyendo a la centralización del país, que así sea. Lo siento en el alma, pero es que amo Santiago.
Después de haber vivido toda mi vida en Concepción, tomé la decisión de venirme a estudiar a la capital. Las razones: acá estaba la UC, la única universidad en la que quería estudiar. Pero además acá estaba la vida, los espectáculos, las cosas entretenidas, una mente un poco (ni tanto más) abierta que en la provinciana capital del sur de Chile. En cuanto llegué, me fasciné. Obviamente había venido muchas veces antes, en familia, pero la nueva experiencia de estar sola me tenía vuelta loca. Mi mamá pensaba que yo iba a ir de mi casa a la U y de la U al metro. La primera semana ya había recorrido San Diego, el centro, el sector donde vivía y estaba alucinada.
Con el tiempo fui descubriendo que no todo me gustaba. Por ejemplo, no puedo soportar Patronato. Eso de que cuelguen ropa en la calle y la gente me ataque y me aborde para que les compre cosas me estresa. Siempre preferiré la comodidad de una tienda, en que yo pueda decir "estoy mirando, gracias" y no me sigan hinchando las pelotas que no tengo. Por la misma razón es que me estresa cualquier tipo de Persa. Seguro que se pueden encontrar cosas alucinantes, pero me colapsa el sistema cuando me siguen para vendérmelas.
Ahora que, como saben, entregué mi departamento hace poco y me fui a Concepción, descubrí nuevas razones por las cuales amo Santiago. Algunas (la mayoría) pueden sonar frívolas (lo son), pero en estos cinco años acá me acostumbré a ciertas cosas y no tenerlas en el sur me saca de mis esquemas. Y son... :

- Starbucks. Debiera ser una obligación que toda ciudad chilena tuviera un Starbucks. Nada como un rico Frapuccino para paliar el calor (Java es tanto mejor) o un exquisito té de bergamota (venti, por supuesto) cuando hace frío.

- Las fiestas kitsch. O una Blondie. Convengamos que en Conce nunca podrán llevar a Gerardo, a los más les da para el doble picante. Acá en cambio disfrutamos de una tremenda fiesta con Gerardo cantándonos "rico, suave" a unos pocos metros, palitos brillantes (ni idea cuál es el nombre de verdad) y toda la música que uno quiere bailar en una noche.

- El metro. Amo el metro. Es por lejos el mejor medio de transporte que se haya inventado jamás. Es cómodo, es limpio, es relativamente eficiente, puedo ir leyendo, ir mirando a la gente, ir escuchando música y si voy parada no corro el riesgo inminente de morir (bueno, algunas veces sí). Como no soporto las micros y soy pésima peatona (a mí denme mi auto no más), cuando tengo que andar en el transporte público considero que el metro es lejos la mejor opción.

- Los cines. Acá hay millones (es una exageración, lo sé) de cines. Cine arte, muchos cinemarks, y otros más que olvidé como se llaman. En Conce hay UN Cinemark y unos cines olvidados del centro, espantosos, tétricos y de terror a los que no entraría ni de chiste. Y las salas de cinemark tienen los espacios entre asientos muy chicos, así es que quedo más incómoda que viajando en bus clásico.

- Boost. Esto es una nueva adquisición, pero es grata. ¿Conocen Boost? ¿No? Vayan. El único que conozco está en el Alto las Condes. Venden Smoothies, jugos y granizados. Lo mejor para el calor de este verano. Ni decir que en Conce no hay.

- Blockbusters. No crean que mi ciudad es tan indigna que no hay blockbusters. Pero sólo hay tres, por lo que la oferta es algo más escasa. No es como acá, donde podía recorrer miles de blockbusters buscando lo que quería hasta que lo encontraba.

- Jumbo. El supermercado amigo. Siempre más barato que Líder (digan lo que digan las publicidades), cómodo, amplio, tiene todo lo que quiero en la vida. En Conce sólo hay un Líder, por lo que se imaginarán cómo se congrega la gente ahí, y el resto puro Unimarc y Santa Isabel. Un desastre.

- Malls. En mi humilde ciudad sólo hay un mall. Como en el caso anterior, va todo Conce, Talcahuano, Penco, Tomé, Hualqui, Lota y lo que sea a meterse allí. Y parece lata de sardinas al vacío la cosa. Acá hay tantos malls que es un agrado. Raramente están colapsados de gente, tienen más tiendas, más ofertas, más variedad, más cafés, más todo. Un placer.

- Alto las Condes. Lo sé, lo sé, es frivolísimo, pero es lo que hay (no se puede ser intelectual siempre). El Alto reúne casi todo lo anterior. Tiene un Jumbo, un Cinemark cómodo, un blockbuster al frente, un Starbucks, un Boost. Lo único que le falta es el metro, pero no se puede pedir perfección en esta vida. Además, está al lado de avenida Las Condes, así es que movilización hay (si no le gusta la micro, como a mí, puede optar por el colectivo amigo o el taxi).

Pero más allá de todo eso, de lo rico que es Santiago, de lo cerca de la playa que está (playa limpia, se entiende), de todos los caprichos que me cumple, de los espectáculos que llegan acá, de las películas que llegan antes que a Conce, de la cantidad de librerías que hay, de mil cosas más que me encantan, lo que más me gusta de Santiago son mis amigos. Porque cuando uno se viene de su casa hasta acá piensa que los amigos de allá van a ser para siempre. Y con el tiempo te das cuenta que sólo algunos lo son. E independiente de eso, con los nuevos amigos que hiciste acá compartiste experiencias, risas, llantos, una de las etapas más importantes de la vida (la U, entiéndase), etc. Por eso es que no aguanté mucho en Conce, agarré mis pilchas y me vine a estar con ellos. Y nunca nadie puede decir que no lo pasamos bien.

*** Agradecimientos especiales a Marce (o Isa) que me ha alojado en su casa estos días.

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