*** Rincón de los pEnSªMiEnTºS ***

Este es simplemente un rincón para botar esos pensamientos que a veces nos rellenan la mente y no tenemos dónde dejarlos... ¿por qué publicarlos? No sé, quizá puede servirle a alguien. Y de paso, puedo saber lo que piensan ustedes de lo que pienso yo. =)

12.8.06

De vuelta...

El lunes volví a Santiago después de tres semanas de relajo máximo en mi casa, con mi familia. A las seis y media de la mañana, con el sueño estampado en la cara, me subí al metro, me senté arriba del bolso (iba copado) y semi dormité hasta Alcántara. Me bajé como pude acarreando los kilos del bolsito ese. Todavía no sé bien cómo caminé hasta mi casa con el animal a cuestas, pero lo que sí tengo claro es que me costó un dolor de espalda grosero. Por supuesto, llegué a dormir. Llamé a mi casa para avisar que había llegado viva y me desplomé en la cama hasta las 11:30. Me duché, me vestí, ordené mi bolso, hablé por teléfono y partí a la U, a vigilar a los lindos niñitos del Test de Actualidad junto con el Álvaro y las niñas. Andaban poco copiones, probablemente porque era el primer test del semestre. La pose de santos no se las creo.
El martes en la tarde quise ir al súper, porque no había absolutamente nada para comer en esta casa y ya me estaban escaseando las servilletas y todos esos artículos domésticos necesarios para el diario vivir. Me subí al auto y cuando quise darle contacto, no funcionó. Nice. Llamé a mi papá, que me dijo que lo más probable era que se le hubiese ido la batería en estas semanas fuera y que al día siguiente -ya estaba oscuro- me consiguiera alguien para hacerle puente.
Así es que subí de nuevo al departamento y me puse a hacer el aseo. Tres semanas fuera y es impresionante cómo se llena de polvo. Así es que limpié, trapée, barrí, aspiré y todo el resto.
El miércoles me levanté temprano y me conseguí a un par de machos para que me ayudaran con la batería. Fueron bien amables, pero luego de media hora tratando -entremedio hubo que empujar el auto porque donde estaba estacionado no alcanzaban los cables- nos rendimos. El auto no partía. Vuelta a empujarlo para estacionarlo. Subí, llamé a mi papá y él llamó a mi madrina, que supuestamente tenía unos cables más power, pro. Mientras, sin darme cuenta, me puse a hacer el aseo de nuevo. En algún minuto me di cuenta que estaba trapeando un piso que estaba impecable y que acaba de barrer todo el departamento. Me senté y me puse a pensar. Me di cuenta entonces que generalmente me pongo a limpiar la casa cuando estoy altamente molesta o frustrada. Incluso en situaciones de estrés en que en vez de perder el tiempo aseando lo que ya está limpio debería estar estudiando o produciendo. Manías, supongo. Algo que me permite tener el control.
Como era de esperar, los cables de mi madrina tampoco sacaron a mi bebé de su amurramiento y siguió sin partir. En la noche vino un tío, compadre de mis papás, (sí, movilicé a medio Santiago) que efectivamente traía unos cables power. Al primer toque, encendió. El único problema fue que no alcancé ni a salir del estacionamiento cuando feneció de nuevo. Toing.
Así es que el jueves finalmente llamé al ex socio de mi papá, Víctor Manuel, que tiene un taller acá en Santiago, y él mandó un mecánico con una batería nueva. La cambió y funcionó de inmediato. Yo estaba feliz: iba poder ir al supermercado y además el bebé no tenía nada grave, sólo una batería vieja y gastada. Pero el mecánico me dijo que mejor lo llevara al taller altiro, porque le tincaba que el alternador se estaba comiendo la energía. Paf! Partí. Efectivamente, los carbones estaban muy cortos. Obligada a dejar el auto en el taller y volver, cabizbaja, en metro.
El viernes por fin fui al súper. Compré todo lo que había que comprar y volví a la casa a guardar mis cosas. Lo que me traía más contenta era lo bien que sonaba mi auto. Yo sé que hay gente que no lo entiende (léase La Madre) pero yo a mi bebé lo adoro. Es el compañero fiel que me lleva a todas partes. Ahora está estacionadito, como nuevo y esperando una nueva salida.
Así es que entre eso y ordenar los benditos textos para el examen de grado, la primera semana en Santiago ha sido bastante ajetreada e intensa.

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