En el nombre de El Padre

Primero mis excusas por no haber escrito antes, pero he tenido varios problemas. Primero, el tiempo. Segundo, fenecimiento del computador de la casa. Tercero, problemas para entrar a la página. Pero bueno... ¿qué les puedo contar de lo que haya pasado en este tiempo? El 5 de febrero me convertí en una anciana cuando cumplí 22 años. Pero en fin, estoy tratando de sobrellevar mi vejez. Ahora vamos al post.

El Padre. El Padre es totalmente diferente de La Madre. Él siempre vive con los pies en la tierra, sabe todo lo que está pasando a su alrededor, se ubica en todos los países del mundo aunque nunca haya estado allá, sólo le basta un mapa y su inefable sentido de la orientación. Sin embargo, a pesar de su capacidad para ubicarse en todos lados, tiene un fatal gusto por los atajos. Siempre cree que puede llegar más rápido a algún lado tomando uno de sus "atajos". Lamentablemente, éstos siempre resultan ser un desastre. Hemos quedado desde empantanados en un cerro hasta perdidos en poblaciones en Estados Unidos, pasando por fundir un embrage y cosas así. Nunca hay que confiar en sus atajos.
Aunque es pragmático, El Padre es muy gracioso. Tiene una espectacular tendencia a hablarme como guagua y es el único -además de mí, claro- que habla del bebé en referencia a mi auto. Siempre me dice Labrita y hasta el día de hoy cree que soy una guagua, lo que me encanta. A pesar de eso, me pide cigarros y fuma conmigo ante la desaprobación materna.
Aunque El Padre nunca se compra ropa para sí mismo, tiene muchísima. Es tremendamente ordenado, y tiene todas las camisas para el mismo lado, todos los colgadores del mismo color y mirando hacia la pared, y los zapatos en caja. Pero aunque lo molestamos porque tiene mucha ropa siempre nos dice que él guarda su ropa y la cuida y sale con un comentario del estilo... "¿sabes de cuándo tengo esta camisa?". Lo mejor es que tiene razón.
Además, El Padre sabe comprar ropa femenina. Siempre nos compra la ropa a mí y a mi mamá. Conoce nuestras tallas, gustos y hasta compra la ropa interior. Lo cual es lo mejor que nos podría pasar, porque a la mamá y a mí nos carga ir de shopping.
El Padre sueña en voz alta. Mientras duerme, puede soñar que juega un partido de football lo cual implique que a mi madre o a alguno de sus tres vástagos nos llegue una patada. Una vez soñó que lo perseguía un bicho. Resultado: un manotazo en el ojo a La Madre. Notables comentarios han salido mientras está en los brazos de Morfeo, tales como "salven a Kimba" (¿?), "Ajá, sientan el temblor!!!" (con voz de malo), "Acá no hay otra solución que escalar" (con voz de experto) o su ya famoso relincho. Sí, relincho. Soñaba el hombre que competía con un caballo por quién relinchaba más fuerte. Por supuesto, mi pobre madre fue la que quedó pegada en el techo. Ella dice que ese tipo de manifestaciones pueden ser causal de divorcio. También a veces habla de pega, pero eso sólo es entretenido y entendible para quienes somos parte de ese mundo. Lo otro divertido que tiene es que siempre toma leche (con chocolate o café, idealmente) antes de acostarse. Y a veces se levanta en la noche y salta de la cama y dice "quiero mi deche". Así. Una vez se levantó tantas veces que mi mamá le dijo "no vas a buscar más leche". Él la miró con cara de cordero degollado y le dijo "¿y puedo tomar agua?". Plop.
Siempre está metido en su pega. Una vez llegó a la casa y se sentó a buscar unos datos en el computador. Yo me acerqué a hacerle un cariño y le dije "¿cómo te fue en la pega?". Él movió vigorosamente la cabeza y dijo "sí". Nuevamente, plop.
El padre a veces gruñe y es mañoso -generalmente a causa del trabajo- pero cuando anda simpático nadie puede no reírse con él. Cuando estamos en alguna fiesta hace siempre su baile del cojo y arranca carcajadas de todos.
El Padre siempre se preocupa de que todos en la casa estemos bien, siempre nos da todo lo que queremos, hasta nuestros caprichos más odiosos. Es el mejor papá del mundo, se preocupa de nosotros más de lo que jamás he visto a un padre preocuparse de sus hijos, es un encanto. Además, no conozco un hombre más enamorado. Bebe los vientos por mi mamá, la mira embobado y no puede vivir sin ella. Cuando por alguna razón la mamá no duerme con él (por ejemplo, si está en Santiago conmigo) necesita que uno de los niños duerma en su cama, porque es muy regalón. Pero ellos ya no quieren, por miedo a los manotazos o relinchos extraños. Para que se duerma hay que hacerle cariño (mi caddiño, dice él) y agarrarle la mano (dame la "nito", es su petición). Con la mamá ya hemos desarrollado técnicas para poder dar vueltas las páginas de los libros y hacerle cariño al mismo tiempo.
Una vez quiso defender a mi mamá de unos jotes, cuando aún eran pololos. No encontró nada mejor que enfrentarlos a lo karateca chanta, con gritos y todo. Mi mamá se escondió de la vergüenza.
Es un as manejando, aunque mi mamá se pegue al asiento cuando pasa la barrera de los 170 kms/hr. Pero a nosotros nos encanta. No habla francés, pero entiende todo lo que decimos y además chamullea unas palabras que le salen fenomenalmente graciosas.
Hay tantas cosas más que podría decir de él, pero lo más importante es que es adorable, que es espectacular, que es el mejor padre que la vida me pudo dar, que no puedo vivir sin él y que si ser una hijita de papá significa que siempre te regaloneen y te amen como él me ama a mí (a nosotros) nunca quiero dejar de serlo. He dicho.