Pobre dedito!

Hoy día mi pobre dedo meñique sufrió un accidente. Salía yo del examen de derecho, contentísima de haber pasado el ramo, pero con sueño y unas ganas de dormir... en fin. Cuando venía a mi casa, saliendo de la U, paso un viejo nada más apurado y en su apuro, me empujó. Resultado, mi pobre dedito meñique de mi patita derecha, que estaba enfundada en una chalita con tiritas, fue a dar de forma estrepitosa contra un poste de metal que tenía algo saliente. El dolor que sentí... pero bueno, me aguanté y pensé que no era nada. Error. Cuando bajo la vista, mi dedito estaba bañado en sangre: la parte de adelante se había abierta, mi uñita estaba precariamente sujeta y el dedo empezaba a hincharse. Maldiciendo con los demonios más profundos del infierno al viejo de mierda que me empujó, empecé a caminar hacia el metro. Ups. Estaba cojeando. Merde. Cuando llegué a mi casa, después de proteger mi pie de las pisadas típicas del metro, me limpié el dedo, me lo desinfecté y horror: ya se estaba poniendo cada vez más morado e hinchado y no podía doblarlo. Así es que acá estoy, con el dedito envuelto protegiendo mi uñita. Y si encuentro al viejo... uf.